miércoles, 16 de junio de 2010

Poesía de cumpleaños para dos amigas



Quiero felicitar a dos niñas. Dos mujeres, dos amigas.

Son dos gotas de agua. Risueñas y gamberras.
Divertidas y fiesteras. Caprichosas y malvadas.

Con almas aun intactas. Llenas de sueños y esperanzas.
Con desengaños ya vividos y sufrimientos ya sentidos.

Y aun ríen y juegan como niñas. Ahora a juegos de mayores.
Felices a pesar de todo. Alegres como campanas.

Amigas de corazones inseparables y de apoyos inquebrantables.
Amigas desde la cuna. Amigas de verdad.



¡ FELIIIIIIZZZZZZ CUMPLEEEEEAAAAAAÑÑÑÑOOOOOOSS SS!!











martes, 15 de junio de 2010

Con clase

Françoise Hardy - Comment Te Dire Adieu?




Ayer vi, en una película muy interesante que recomiendo: "Las invasiones barbaras", un pequeño fragmento de Fraçois Hardy (Una cantautora y musa de los 60 en Francia) cantando la inolvidable "Tous les garçons et les filles" que tantos recuerdos me trae, pues siempre la ponían en mis fiestas adolescentes en plan "momento de transición al lento". Fraçois Hardy era una chica guapísima, con un aire dulce y rebelde a la vez, muy propio de la época. Enseguida sentí curiosidad por saber cual sería su aspecto actual y me encontré a la mujer que veis. No me defraudó pues me sigue pareciendo una de esas bellezas con contenido que tienen algo más que las respalda y por tanto no necesitan obsesionarse con parecer jóvenes. Más bien da la impresión de ser una mujer inteligente que con el paso del tiempo ha evolucionado sin perder su esencia, que es lo que te protege del aspecto de vieja, creo yo. ;-)

Por si queréis saber más
http://www.francoise-hardy.com/

jueves, 10 de junio de 2010

Mis clásicos favoritos: Rayas

Yo también estoy saturada de las rayas esta primavera, como no. Hay tal plaga, sobre todo entre las adolescentes, que es una tendencia ya quemada antes de acabar la temporada. Y sinembargo no puedo desecharlas porque me encantan. Son elegantes e informales y me recuerdan lugares y sensaciones increibles: El mar, la libertad, París... en mi armario siempre ha habido una camiseta de rayas, se llevaran o no. Las he usado toda mi vida. Me gustan sobre todo las clásicas marineras que compraba en las tiendas de náutica como Amarras pues, aunque hoy parezca mentira, no siempre se encontraban fácilmente. También me encantan para la casa. En las paredes en mi salón están desde hace 17 años, es decir, antes de que se pusieran de moda y cuando dejaron de estarlo. Y ahí siguen, no me interesa si se llevan o están pasadas, los clásicos trascienden la moda. Te gustan o no. Con eso basta. Yo para vestir las prefiero horizontales y marineras, en blanco y azul marino o negro.
Para la casa me gustan en vertical, anchas o finas y en cualquier color.
Aquí hay unos cuantos ejemplos de como llevarlas bien y de paso un poco de su historia contada por un historiador Francés (of course de nuevo!) y algunas curiosidades que vale la pena conocer. Como, por ejemplo, que el en el siglo XIII, el papa Alejandro IV ordenó a los carmelitas que las evitaran. O que las usaban las prostitutas, las adúlteras, los traidores, los verdugos y los leprosos y que de ahí viene el clásico traje de los convictos.



El talento y la modernidad de Coco Chanel recuperó las rayas para el mundo de la moda.






En los 50 y 60 tanto intelectuales como artistas hicieron de las rayas un uso habitual ¿Quién no asocia la imagen de Pablo Picasso a una camiseta de rayas? Audrey hepburn y Rafael Alberti también las usaron.




En decoración dan un aire personal y elegante a los ambientes.

Eugenia Silva propone en Elle este look como uno de sus uniformes básicos.



En moda este año son tendencia usada y abusada pero ¡Es tan difícil resistirse al aspecto afrancesado y chic que dan de unas rayitas marineras!



Las celebrities más copiadas también las usan sin complejos esta temporada.



EL OSCURO PASADO DE LAS RAYAS
ANGELINE GOREAU: The New York Times, especial para Clarín


Dado que actualmente se las asocia a los elegantes trajes sastre o a la indumentaria playera, cuesta imaginar que, en realidad, las telas a rayas ocultan un pasado accidentado.
Sin embargo, un ensayo realizado por el especialista en historia Michel Pastoreau revela que las figuras que mayores probabilidades tenían de lucir rayas en la literatura y la iconografía de la Edad Media eran las prostitutas, los verdugos, los traidores, las mujeres adúlteras, y los sirvientes codiciosos.

A los efectos de ilustrar el inveterado prejuicio que conformó los inicios de las rayas, Pastoreau describe los acontecimientos que tuvieron lugar tras el regreso de San Luis (el rey Luis IX) a Francia luego de cuatro desalentadores años en Tierra Santa.

En el transcurso de su fallida cruzada, San Luis había conocido a algunos discípulos de la orden carmelita, monjes mendicantes a quienes se reconocía de inmediato debido a sus capas rayadas. Vestimenta que homenajeaba, según cuenta la leyenda, a la capa chamuscada que el profeta Elías lanzó desde el carro de fuego que lo llevó al cielo.

A invitación del rey, los carmelitas volvieron con él a Francia en el verano de 1254. Sin embargo, a pesar de su protección, las capas rayadas de los mendicantes causaron tal indignación en París, que se los recibió con burlas e insultos. En los años siguientes el escándalo adquirió tales proporciones que el Papa Alejandro IV ordenó a los carmelitas que evitaran las rayas. Estos se negaron. La batalla prosiguió a medida que se sucedían los papas hasta que convencieron a los religiosos de que adoptaran hábitos blancos.

Al tiempo que se privaba a los carmelitas de la vestimenta que ellos habían elegido, se obligaba a otros a usar rayas como advertencia de su dudosa categoría, cosa que invitaba a los demás ciudadanos a apartarse. Pastoreau cita leyes que proliferaban tanto en el norte germánico como en el sur de Europa, las cuales recomendaban la ropa rayada para indeseables sociales como leprosos y herejes.
El Renacimiento concedió a las desafortunadas rayas un breve respiro de tanta ignominia y jugó incluso con su utilidad como elemento de diseño. Francisco I de Francia decidió que Clouet lo pintara vestido a rayas; Holbein retrató a Enrique VIII con similares vestiduras. Todo esto, sin embargo, no pasó de un mero flirteo.


Las rayas solo consiguieron poner un pie vacilante en el Viejo Mundo, por lo que emigraron a las costas americanas. Una vez que la rebelión norteamericana adoptó las rayas como símbolo de libertad, estas hicieron una entrada triunfal en Europa. La Revolución Francesa se identificó hasta tal punto con las rayas, que en la memoria quedaron unidas de manera indisoluble al símbolo tricolor. Incluso los ingleses, contra quienes se había esgrimido la raya revolucionaria original, empezaron a usar rayas en vestidos, levitas, chalecos, medias, cintas y todo otro accesorio que se considerara adecuado agregar al atuendo.

A pesar de la rehabilitación histórica de las rayas, su carácter marginal persistió: hasta bien entrado el siglo XX, las rayas se consideraban de rigor para los presos. Al mismo tiempo, también empezaron a adquirir nuevos significados. Pastoreau describe el rayado higiénico que se introdujo para ropa íntima como los pijamas; el rayado festivo, usado a menudo en la ropa infantil o los juguetes; y la raya náutica, que no tardó en adoptar la indumentaria playera. "En vísperas de la Primera Guerra Mundial", señala, "prácticamente no quedaba playa europea que no se hubiera convertido en un muestrario de rayas".

Pastoureau es una autoridad en heráldica medieval y se desempeña como director de estudios de la Ecole Pratique des Hautes Etudes de París. En un intento de comprender por qué el mundo medieval se sintió agraviado ante la vestimenta rayada de hombres dedicados a Dios, especula con que "el ojo medieval se concentraba de manera particular en la lectura por capas. Una imagen se creaba mediante la superposición de niveles sucesivos y, para leerla de manera adecuada, era necesario —a diferencia de nuestros hábitos modernos— empezar por el nivel inferior y, una vez atravesadas todas las capas intermedias, terminar en el nivel superior.

Con las rayas, sin embargo, tal lectura no es posible. No hay un nivel inferior y otro superior un color de fondo y otro de superficie. Hay un solo nivel bicromático dividido en igual número de rayas de colores alternados".

En la Edad Media, teoriza Pastoureau, las rayas evocaban asociaciones que estaban decididamente enfrentadas a lo que entonces se consideraba políticamente correcto. Para la mente medieval, la idea de la diversidad y las rayas estaban estrechamente relacionadas. Destaca que el latín medieval a menudo usa como sinónimos las palabras "rayado" y "variado", y nos dice que la cultura medieval desaprobaba la variación: "La forma sustantiva de ''varietas'' sirve para designar engaño, maldad y lepra simultáneamente". En la actualidad consideramos que la diversidad es algo deseable y, como consecuencia de ese cambio de valores, el status de las rayas experimentó una revolución.


A pesar de la aparente singularidad del tema que aborda, The Devil''s Cloth (La ropa del Diablo), el libro de Pastoreau, se inscribe en el marco de lo que en Francia ya se convirtió en una venerable tradición de "nueva" historiografía, que empezó por rechazar la historia de acontecimientos y regímenes, y fue evolucionando con parámetros cada vez más radicalizados y haciendo un ambicioso análisis de los datos de la experiencia.


La investigación de Pastoureau sobre la epistemología de las rayas es en buena medida parte de esa empresa. A pesar de su brevedad, llega al meollo de temas como el modo en que percibimos colores y diseños, y especula de manera interesante sobre si tales percepciones son naturales o culturales. No cabe duda de que el libro, que es al mismo tiempo jovial y erudito, va a ejercer su cuota de influencia. Yo, por ejemplo, nunca volveré a considerar que las rayas son algo inocente o liviano.


EFE fLondres. Un equipo investigador de la Universidad de York (Inglaterra) ha demostrado que la ropa estampada con rayas verticales crea la ilusión óptica de un cuerpo más voluminoso, en contra de la creencia popular de que éstas estilizan y las horizontales hacen parecer más gordo.
El estudio, liderado por el experto en percepción Peter Thompson, echa por tierra una teoría visual que ha hecho vender millones de prendas de vestir de rayas verticales en detrimento de las maltratadas horizontales.
Según publica el rotativo británico The Times, para llegar a esta conclusión, los científicos utilizaron 200 pares de fotografías de mujeres vestidas con prendas de rayas verticales y horizontales.

FUENTES Y FOTOS:
ANGELINE GOREAU: The New York Times, especial para Clarín (CLARIN.COM)
A propósito de The Devil''s Cloth, de Michel Pastoureau.
Nueva York, Columbia University Press. `

EFE Londres.
Chanel. Blanco. The Sartorialist. VintageandChic. Elleestreetstyle. Amazon