martes, 18 de mayo de 2010

Susana Tamaro o la madurez que quiero

Susana Tamaro no es una escritora que me guste especialmente. De hecho su libro más famoso "Donde el corazón te lleve" me engancho y decepcionó a un tiempo. Su estilo es demasiado básico y su historia sólo me conmovió relativamente. Sin embargo ella es una mujer que me gusta mucho. Su sencillez y su profundidad personal me atraen, y su forma de ver la vida conecta a grandes rasgos con mi forma de pensar. Incluso tengo guardada una entrevista suya de hace años, porque sus miedos y sus anhelos son las mios. Más adelante volví a leer una especie de autobiografía en la que reflexiona sobre la vida, la naturaleza y las palabras "Las palabras son semillas" que me pareció interesante. Su literatura quizá no sea pulida ni académica, pero es directa, honesta y conecta con la gente. Seguramente eso hace que sea una escritora tan famosa en su país y en el mundo.
Cuento todo esto porque acabo de leer una entrevista suya a propósito de su último libro, donde habla sobre la edad y dice ser más optimista ahora, (la recuerdo con una visión pesimista de la vida) y me pregunto ¿Porqué algunas personas se sienten más felices al llegar a la madurez? ¿Cuestión de ser prácticos, aceptación por fin del drama de la vida, más sabiduría interior...? Dejo aquí la entrevista con las respuestas de la escritora a este pequeño dilema que hoy me planteo. Ella en cualquier caso no dice que se siente más optimista, si no que "lo ha decidido". Lo que me lleva a pensar que sigue siendo de naturaleza pesimista.
Y es que, quizá sea eso, cuestión de proponérselo.

PD. De esta mujer menuda me gusta todo. Su fragilidad, su valentía y hasta su aspecto de chico desvalido, que dicen, es fruto de su orientación sexual. Si así fuera, me parece que subraya aún más su sinceridad y su discreción.

Líderes Trabajo : mujerhoy.com


Susanna Tamaro: “A partir de los 50, he decidido ser optimista”
Rosa Gil Autor: EFE

Susanna Tamaro no responde al prototipo de escritora de best-sellers. Vive lejos de las multitudes, en una finca de la Umbría italiana, escribiendo en los meses fríos y cuidando del huerto y de los animales en los cálidos. Pero la suya no es una vida solitaria: la acompañan Roberta, su amiga inseparable, y una familia peruana de guardeses, que ocupa su propia casa dentro de la finca. La escritora nos recibe con la sonrisa tímida que luce casi siempre y con unas tijeras de podar en la mano. La entrevista (en el salón, junto al fuego que crepita en una pequeña alamandra) se desarrolla entre pequeñas interrupciones: Roberta quiere leerle un mail de una lectora española de “Luisito”; Alexia, la hija mayor de los guardeses, pide ayuda con sus deberes de latín; los perros entran y salen a su antojo y suena el timbre que anuncia que la alumna de karate de Susanna ya está aquí. Y Tamaro, en el centro de este bullicio hogareño, sigue sonriendo mientras habla y bebe té.

MUJER HOY. “Luisito” es un libro muy intenso, muy emocional. ¿Cómo se le ocurrió?

SUSANNA TAMARO. Me interesa mucho la vejez. Anselma, la protagonista, vive en una gran soledad hasta que encuentra un papagayo en la basura. Y, al abrirse a su afecto, recupera todo lo que disfrutaba antes: la música, los amigos... Los ancianos están muy solos, prisioneros de su memoria y sus enfermedades, y muchos se salvan gracias a sus mascotas: pasean al perro o salen a comprar comida al gato y así hablan con otras personas. El Ayuntamiento de Milán ha lanzado una terapia contra la soledad de los mayores, dándoles un perro y algo de dinero para cuidarlo.

MH. Sus libros siempre describen familias disfuncionales. ¿Por qué?

ST. No tuve una familia normal. Nací en 1957 y mis padres fueron de los primeros en separarse. Mi padre era muy hippy y tanto mi madre como él tuvieron nuevas parejas. Todo aquello me creó mucha inseguridad. Creo que la familia es algo muy importante y que los niños necesitan una mamá y un papá. Pero hace falta ser muy maduro y profundo para mantener una familia y conseguir que no se convierta en un infierno.

MH. Usted vive con una familia “elegida”. ¿Cómo llegó a hacerlo?

ST. En cierto momento, comprendí que no deseaba hijos ni una familia tradicional. El matrimonio es muy difícil. Y para mi trabajo era mejor no tener niños. ¡Pobres! Paso meses escribiendo y habría sido una mala madre. Conocí por casualidad a Roberta, que ya vivía en esta zona, y nos pusimos de acuerdo para vivir juntas. Un día, encontramos a Alexia. Me dio la mano por la calle y pensé que nos necesitaba. La trajimos a casa, y a su familia también. ¡Hay tanto sitio en esta casa! Hemos llegado a ser 12. Me gusta tener gente alrededor. El hombre es un ser social y el matrimonio no es la única opción. Hay muchas maneras de vivir en un entorno afectuoso.

MH. ¿Cree que hay que reinventar la familia?

ST. Sí. Hay que quitarle el autoritarismo que tenía la familia patriarcal, sin eliminar la autoridad que necesitan los niños. Muchos tienen hijos por narcisismo y no quieren reñirles ni verlos llorar. Y para educar es necesario decir “no”.

MH. De hecho, la protagonista de “Luisito” es maestra y parte del libro es una reflexión sobre la educación. ¿Le interesa el tema?

ST. Sí. Estudié Magisterio, aunque no llegué a ejercer, y creo que estamos presionando a nuestros maestros hasta el límite. Los niños tienen todo el poder en la escuela y sus padres se sitúan con ellos y contra el enseñante, que vive aterrorizado. Eso no está bien. Por eso introduje en “Luisito” una escena en la que Anselma abofetea a un alumno. Muchos amigos la alabaron. Es necesario volver a dar la autoridad a los maestros. ¿Cómo se apañarán los niños en el futuro, si no aprenden a vivir en sociedad?

MH. A pesar de todo, “Luisito” es un libro mucho más optimista que los anteriores. ¿Ahora tiene más fe en la vida?

ST. Así es. Será que he pasado ya de los 50 años, y en la segunda mitad de mi vida voy a ser optimista [ríe]. Esas cosas suceden. De joven era muy pesimista y solitaria. Estaba enfadada con todo el mundo. Llegaron los años de la protesta política, en la que estaban todos mis compañeros, y yo no participé. Tenía pocos amigos.

MH. ¿Quería entonces ser escritora?

ST. ¡Era lo último que se podía esperar de mí! Iba fatal en la escuela, no me gustaba leer y quería estudiar zoología. Finalmente, me apunté a la escuela de cine de Roma, sólo para poder vivir allí. Después trabajé en el mundo del cine, pero no encontraba dinero para dirigir algo. Me puse a escribir porque no costaba nada; sólo hacía falta un papel, lápiz y energía.

MH. ¿Fue en esa época también cuando se convirtió al cristianismo?

ST. Sí. Yo nací en una familia muy particular. Mi madre procedía de una familia judía conversa y mi padre, que era taoísta, de socialistas ateos. No recibí ninguna educación religiosa. En los 70, cuando era joven, sólo había lucha política, ningún discurso sobre espiritualidad. Pero yo siempre me sentí muy inquieta en ese sentido. Empecé a buscar. Para comprender mi herencia judía, pasé unos meses en un kibbutz de Israel. Esa tierra tenía algo que me hacía vibrar por dentro. Conocí a muchas personas y los cristianos me parecieron los de mente más libre. Así que comencé a estudiar la fe y la Biblia. Pero la verdad es que soy cristiana gracias al taoísmo. Pensé: “Si en esta vida el karma quiere que sea cristiana, tendré que serlo”. Ser espiritual supone admitir que nuestra vida es un misterio y que no todo es materia. Y el cristianismo nos da una inmensa libertad. Abole casi todos los ritos y dice “ama y haz lo que quieras”. Curiosamente, mi padre se alegró. Admiraba mucho a Jesucristo. Sólo le preocupaba que me volviera clerical y por ahí no había peligro.

MH. Y después le llegó la fama.

ST. Sí, “Donde el corazón te lleve” se convirtió en un fenómeno. Fue un gran shock. No hubo marketing de por medio, todo sucedió de improviso y yo no estaba preparada. Pasé de una vida tranquila a estar bajo la luz pública, con la responsabilidad de un montón de lectores. Fue muy difícil.

MH. ¿No le trajo nada bueno?

ST. La relación con mis lectores fue algo maravilloso. Además, en Italia “Donde el corazón te lleve” es el libro más leído del siglo XX. Es muy emocionante haber escrito un libro importante para tu país. Pude comprar mi casa, tener animales... y poner en marcha la Fundación Tamaro, hace nueve años. Pensé que no necesitaba ganar tanto, que no quería ser esclava del dinero. Y creé esta entidad para poner en marcha, sobre todo, proyectos para la mujer. Soy muy feminista. Creo que, en todos los países del mundo, cuando se ayuda a las mujeres se ayuda al progreso. Tenemos proyectos en Sudamérica, Congo, Corea e India. En Italia contamos con becas universitarias para extranjeras, que así pueden volver a sus países y ayudar, cambiar allí la situación de las féminas. Eso me hace mucho más feliz que comprarme un Mercedes.

MH. Y, después de tanta búsqueda, ¿ha encontrado lo que quería?

ST. Sí. No creo que cambie más, aunque la vida siempre te sorprende. Estoy muy contenta de cómo he construido mi existencia. Creo que cada vez entiendo más cosas de mí misma, de los demás, del mundo, y que siempre me he ido convirtiendo en alguien mejor. Y en eso consiste la vida.

BREVE BIOGRAFÍA ANECDÓTICA


Susanna Tamaro (Trieste, 1957) fue una niña tímida, que se aburría en el colegio. Empezó a escribir en 1978. Visitó Eslovenia e Israel en busca de sus raíces y logró acabar con sus migrañas gracias al karate.

• Su primer libro publicado fue “La cabeza entre las nubes” (1989). Poco después, tuvo que dejar Roma a causa del asma y se mudó a la Umbría. “Donde el corazón te lleve” (1994) fue un fenómeno de ventas y Tamaro publicó en 2007 su continuación, “Escucha mi voz”.

• “Luisito” (Seix Barral) es su última obra, de momento. Ahora trabaja en un libro para niños y en la adaptación cinematográfica de “Luisito”.

UNA CASA CON VISTAS AL ZOO

“Cuando era pequeña, soñaba con tener muchísimos animales”, dice Tamaro. Y lo ha conseguido. Siete perros rescatados de destinos inciertos, un gato (los perros no han dejado más), un burro, dos ponies, un caballo, siete conejos, ocho gallinas, un estanque con peces y una gran pajarera en la que vive el verdadero Luisito. Susanna lo encontró junto a un cubo de basura en Roma y ha revivido ese episodio en su novela. “Los animales me hacen reír –asegura–, me ponen de buen humor. Por eso pensé que la protagonista de “Luisito” podría abrirse a la vida a través del afecto de un ser tan inocente”.

jueves, 6 de mayo de 2010

Ella es el verdadero "chic fránces"


Tengo la costumbre de correr riesgos a la hora de comprar libros, películas y música. Lo hago por intuición, dejándome llevar por el titulo, el diseño gráfico o un actor… por ejemplo. Creo que necesito hacer pequeños descubrimientos que me saquen de la rutina de lo obvio, las modas, etc. Por supuesto que he metido la pata, pero en general tengo buen ojo y encuentro lo que espero, a veces mucho más. También me ocurre que esos “tesoros” que creo encontrar son clásicos o títulos súper conocidos por los entendidos, pero como mi cultura es limitada, yo no tenía ni idea. Esto me pasó con una película que compre hace pocos días y que me ha gustado muchísimo. Se titula “Un hombre y una mujer” Es una película francesa de los años 60. La compre porque la actriz principal era Anouk Aimee. Sentía curiosidad por su carrera pues durante mucho tiempo fue la musa de Emanuelle Húngaro y siempre estaba en sus desfiles. Cuando yo oí de ella era una mujer ya madura aunque guapísima. Casualmente hace poco la vi actuar en una miniserie, haciendo de madre de Napoleón, y seguía siendo increíblemente hermosa y especial, a pesar de que tendría más de 70 años.



La película es sencilla y sorprendente. A mi juicio es un ejemplo de buen gusto de principio a fin. Tiene una fotografía maravillosa que alterna el color y el blanco y negro, pero sobre todo me quede pasmada viéndola a ella. Además de ser muy buena actriz la cámara la quiere, o el director, no lo sé pero hay que ver la película para darse cuenta del "rollito" que tienen. Si queréis saber lo que es el chic francés de verdad, no dejéis pasar la oportunidad de verla. Además la música es muy famosa. Y es que esta peli ganó la Palma de Oro de Cannes en el 66, el Oscar a la mejor película extranjera y al mejor guión, y ella estuvo nominada al Oscar a la mejor actriz. En fin que aunque yo jamás hubiera oído hablar de ella, de descubrimiento nada de nada.

Si queréis saber de que va la peli:
Anne es una mujer joven, que trabaja en el cine como "script". Es la viuda de un hombre que fue alegre, extrovertido, vitalista y simpático, que también trabajaba en el cine en calidad de especialista. Un día, en pleno rodaje de una escena peligrosa, murió, dejando a su esposa y a una niña de corta edad. Jean-Louis Duroc también es un joven viudo, de carácter triste y algo introvertido. Estos dos personajes tienen algo en común: la hija de ella y el hijo de él.

Aquí dejo varias fotografías de esta hermosa mujer en su faceta de modelo:

martes, 4 de mayo de 2010

¿Qué les pasa a las mujeres?


Me refiero sobre todo a las jóvenes y adolescentes que se entregan al sexo de forma compulsiva o como mínimo sin la reflexión necesaria para dar un paso tan decisivo. Es verdad que todo invita a lanzarse a disfrutar de ese “inmenso placer” que les vende la sociedad ultra materialista en la que vivimos, pero aun así no me parece una razón suficiente. Somos seres racionales y las experiencias propias y ajenas nos enseñan a discernir. Las celebrities y demás heroínas de esta generación son el ejemplo vivo de que el estilo de vida basado en los placeres inmediatos y el sexo sin compromiso es, a la larga, fuente de un gran vacío existencial. Cuando nos alejamos del amor y de la entrega a los demás, sufrimos y eso lo aprendemos bien jóvenes, pues el que más y el que menos tiene un referente moral, ya sea en casa, el colegio, los amigos, el cine etc. Siempre hay un buen y mal ejemplo cerca para ayudar a nuestra conciencia a inclinarse hacia lo que es mas adecuado para su paz interior. Entonces me pregunto de nuevo ¿Qué les pasa por la cabeza a las chicas cuando inician relaciones sin compromiso, en las que se “comprometen” tan íntimamente? Sé que está mal decir esto hoy en día, es políticamente incorrecto (odio esta frase pero no encuentro ninguna mejor) ya que va "en contra la liberación de la mujer", pero es que yo creo que esas relaciones aparentemente tan liberadoras, valga la redundancia, son en realidad frustrantes porque:


  1. las chicas que conozco y son muchas, desean una relación de futuro desde el principio, es decir no salen con un hombre por salir, y mucho menos para acostarse con él, y si lo hacen es porque creen que no encontraran nada mejor o que si no se acuestan no conseguirán un chico y estarán solas.

  2. Tienen miedo a un embarazo y no están tranquilas hasta que les baja la regla. Además no quieren tomar anticonceptivos aunque lo hagan, no quieren tomar la píldora del día después aunque lo hagan y sobre todo no quieren abortar aunque lo hagan.

  3. La mayoría necesitan tomarse un par de copas u otras sustancias para desinhibirse y superar el pudor natural que sienten cuando intiman con un chico desconocido.
  4. Cuando tienen relaciones sexuales habitualmente, se sienten más presionadas y se vuelven emocionalmente más frágiles. Además, al contrario que ellos, que lo exhiben como un triunfo, ellas se sienten utilizadas si no las llaman después.


Esta claro que conocer a un puñado de adolescentes y jóvenes de diversos ámbitos sociales no es suficiente para sentar cátedra sobre lo que digo, por eso dejo claro que hablo de lo que veo yo, y de lo que me cuentan ellas. Pero intuyo que así es como se sienten la mayor parte de chicas si se profundiza un poco, incluso las que van de modernas y liberales esconden desasosiego y pena por la superficialidad de las relaciones con los chicos. Y creo que es tan lógico y sensato que se cae de su peso, y lo que me parece increíble es que las mujeres hayamos caído en una trampa que nos convierte en objetos de usar y tirar mas que nunca. Por mucho que el Ministerio de Igualdad haga un mapa del clítoris para mejorar su sexualidad, o el de Sanidad les de potestad para abortar a los 16 sin consentimiento paterno.

Las chicas se quejan de lo difícil que es encontrar a un chico que se comprometa pero quizás deberían empezar a restringir el sexo, no por imposición de la sociedad, como en otros tiempos, sino por elección y convicción personal. Como entrenamiento para la ardua tarea que es formar una pareja estable y fuerte, capaz de amarse y entregarse y por ello capaz de aceptar la vida que puede llegar, fruto del amor comprometido y valorarla como un regalo y no como un obstáculo para el placer.
Quizá así habría menos "metrosexuales" y volverían a surgir hombres de verdad, de los que gustan de conquistar y proteger, de los que se casan y se quedan, no porque la cabra no tire al monte, que eso es inevitable, sino porque el valor que ellas dan al amor y al sexo es elevado y eso las convierte a sus ojos en seres valiosos por los que merece la pena renunciar a placeres fáciles.
No sé si es la mejor solución, no propongo radicalizar nada, me dan miedo los extremos y las imposiciones, además no se trata de volver a los tiempos de los caballeros, ni al romanticismo, ni a ninguna época anterior, que en el fondo no era tan romántica. Ni hablar, las mujeres hemos avanzado mucho y en términos generales creo que para bien, pero debemos echar el freno del sexo fácil y sin compromiso, porque si no lo hacen las mujeres que somos menos promiscuas por naturaleza, nos enfrentamos en breve a una sociedad de singles, egocéntrica y caprichosa, sin valores morales y presa fácil de pueblos bárbaros de ideas radicales, que quizá vuelvan a imponer a sus hijas o nietas el machismo que tanto ha costado erradicar.
Mi humilde consejo de mujer madura es: "Acercaos a posiciones moderadas. Vuestro cuerpo es el templo de vuestro espíritu, pues contiene lo que sois, y el sexo es la llave, por tanto, no se la entreguéis a cualquiera".

PD. Las celebrities no se libran, de hecho son las mayores víctimas de la plaga de la imagen y el placer sin sentido, que nos convierte en objetos sexuales. También la publicidad y la moda están inspiradas en el sexo, la prostitución y las drogas, más que nunca.
Fotos : Revista que me dices "Cristina Ricci". Campaña de publicidad de Marrc+ecko. Campaña de publicidad de Sisley.