lunes, 11 de octubre de 2010

Nada hay tan triste ni tan hermoso. Escuchad...

La música parece magia porque evoca emociones tan profundas y primitivas que resultan practicamente incontrolables. Unos cuantos acordes nos calientan la sangre o nos la hielan haciéndonos bailar o llorar sin procesos previos, sin pasar por el filtro del pensamiento. Debe ser porque atacan directamente alguna parte del cerebro o del alma, donde se alojan nuestros más intimos instintos esperando a ser despertados.
Mientras escribo esto escucho a través de Internet una emisora americana de éxitos a la que me he aficionado porque me pone de buen humor. Sus canciones son básicamente para bailar y es que, lo que más me apetece ultimamente es ponerme a bailar como una loca hasta quedar exhausta y luego reírme y reírme sin parar, sin pensar... sí, estoy fatal, lo sé, ya dije que estoy en crisis antes ¿No? En realidad hoy quería escribir sobre la música, no para contar este episodio patético sobre mis fantasias de madurez sino porque acabo de descubrir una joya en Radio Clásica, y es tan potente y dramática que me ha hecho llorar sin motivo. Ya la había escuchado en alguna película, evento, posiblemente algún funeral de estado, no sé, pero no tenía ni idea de quien podría haber creado algo tan emocionante y triste. Se trata del Adagio para cuerda, op. 11 del compositor americano Samuel Barber. Impresionante. Nada más llegar he buscado información y es su obra maestra. Perdón si soy una inculta pero no sabía quien era este compositor.
La curiosidad es que en 2004, la fue elegida como la «obra clásica más triste», por los oyentes del programa BBC's Today. Aquí dejo el vídeo del concierto en el Albert Hall de Londres el 15 de Septiembre del 2001 para recordar a las víctimas del 11 de septiembre. Supongo que nada es más apropiado.


Después de esto el alma queda fascinada pero acongojada de dolor. Es un dolor que parece incalculable y sordo, como irremediable. Algo parecido pasa con otro adagio que me recuerda ligeramente a este, el de la quinta sinfonía de Mahler. Como es de llorar hoy el post, lo dejo aquí también. Aunque me parece que en este hay un poco más de esperanza...

Berliner Philharmoniker & Herbert von Karajan - Symphony No. 5 in C Sharp Minor: IV. Adagietto (Sehr langsam)